Mientras hacía las maletas los telediarios sacaron a la Merkel y al Sarkozy mandando a los países de la zona euro que urgentísima e inmediatamente adaptaran sus Cartas Magnas al antojo que a sendos les sobrevino para encauzar las crisis y los rescates a sus correspectivos intereses nacionales. Los payasos que nos gobiernan y los mamarrachos que aspiran a gobernarnos al grito unánime de si bwana se han puesto manos a la obra poniendo en marcha una reforma de la Constitución de 1978 que no tiene pies ni cabeza. Una simiesca mariconada cuya única evidencia es la de dejar claro que el principio de soberanía nacional residenciada en el pueblo español es papel mojado.

Por más vueltas que le pego y por muchos que sean los informes jurídicos concordantes con la decisión de los que mandan (o submandan bajo las ordenes de los que mandan realmente) no encuentro ninguna causa explicativa que justifique o abunde en la necesidad de reformar la Constitución para incluir en ella un límite del déficit público determinado por la Unión Europea. El vigente redactado del texto de la Constitución en absoluto se opone a lo que se pretende y perfectísimamente una norma con rango de ley que así lo estableciera se invocaría desde el limbo casto y puro de la virginalidad constitucional.

A este paso lo que el día menos pensado le salga de los huevos a la pareja que mangonea la Unión Europea ira a Misa. Y aquí subsistirá, porque ya rige, el principio del SI BWANA.

O sea, un país para cagar.